Las tradiciones, actualizadas según el credo que toque, señalan el paso del tiempo, el cambio de estación, y nos ofrecen una excusa para variar el vestuario, los menús, lo habitual y lo ritual. Así, sean saturnales, navidades, carnavales; San Juan o San José; soltiscio o equinoccio, las fiestas y sus costumbres marcan el ritmo de la vida. Y no hace falta vestirse de fallera mayor, salir en una comparsa o ser el más devoto cofrade para disfrutar de alguno de los pequeños placeres que las acompañan .
En esta época de cuaresma y vigilia, al hilo de la Semana Santa, la repostería se transforma para acompañar las fiestas y en los escaparates de las pastelerías, al lado de los cupcakes y los glaseados de moda, los dulces tradicionales reclaman su sitio. En La Tertulia, y en el marco de la iniciativa Zafra Golosa, nos hemos decantado por los pestiños, prestiños, o prestines, como les dicen algunos.
Típicos de Extremadura y Andalucía, pero también de Perú o Costa Rica, se les atribuye origen árabe a estas flores de sartén, pedazos de masa frita bañados en miel o rebozados en azúcar. La sencillez que impone su sabor a los artificios decorativos. Según la RAE, además de un dulce, pestiño es una persona o cosa pesada, latosa o aburrida, y será por cocinarlos, porque al comer los nuestros, te encuentras con un bocado crujiente y ligero, bañado en la mejor miel de las dehesas extremeñas.
Preparados según receta materna, con mimo y con esmero, lo mismo sirven de postre que alegran el cafelito de estas tardes primaverales de la Plaza Chica, y si bien no entran en los límites de ninguna operación bikini,las bondades de la miel y la alegría que siempre da un dulce compensan el subidón de calorías.
Así que te invitamos a sentarte en nuestra terraza, disfrutar de este domingo de sol, pedir un café o una copa, y exclamar con la boca hecha miel ¡Qué pestiño!